La pizza napolitana tiene una historia rica y antigua que se remonta a la ciudad de Nápoles, Italia. Su origen está vinculado a la introducción del tomate en la gastronomía italiana, ya que antes del siglo XVII, los tomates no eran un ingrediente común en la cocina europea.

Se cree que la pizza tal como la conocemos hoy comenzó a tomar forma en el siglo XVII, después de que los tomates fueron llevados a Europa desde las Américas. Inicialmente, los tomates eran vistos con sospecha y se consideraban venenosos debido a su relación con la planta de belladona. Sin embargo, en Nápoles, la gente comenzó a utilizarlos en la cocina, y los incorporaron en sus platos, incluyendo panes planos.

A medida que el tomate se hizo más aceptado, la pizza empezó a evolucionar. En Nápoles, se convirtió en una opción de comida rápida para las clases trabajadoras. Los vendedores ambulantes comenzaron a vender pizzas en las calles, y las tabernas y las “pizzerías” rudimentarias se hicieron cada vez más populares.